Creemos que el gobierno de Arroyo esta atentando contra el futuro de los jóvenes, tanto por sus decisiones como por sus omisiones. El recorte, la imprevisión y las contradicciones no construyen y sólo nublan el horizonte.
Consideramos que la actual gestión municipal compuesta por el radicalismo, la Agrupación Atlántica y el Pro, amenaza con vaciar el futuro. Vemos todos los días el achicamiento de las posibilidades de trabajo, seguridad, educación, salud, deporte y cultura. ¿Qué futuro podemos esperar si el presente es la destrucción?
El Parque Informático y la Escuela de Artes y Oficios Digitales, pensados para dar capacitación, trabajo y oportunidades hoy están detenidos y olvidados.
Los Polideportivos que sacan a los pibes de la calle casi fueron privatizados y dos de ellos siguen sin ser terminados a pesar de que las obras estaban en marcha a diciembre de 2015. La Orquesta Infanto Juvenil, que acercaba a los chicos a la música y les mostraba un mundo nuevo, hoy se encuentra diezmada. Lo mismo ocurre con los talleres educativos y culturales en los barrios. Ni hablar de la salud pública que se retrae, se retira y se achica, por la visión mezquina de quienes hoy la deberían cuidar.
Apoyamos el repudio de los elencos, los jurados marplatenses que renunciaron a participar del premio Estrella de Mar en respuesta a la política de vaciamiento. También a los capacitadores de educación y cultura que reclaman por lo mismo. Los acompañamos y exhortamos a que se los defienda. Queremos que se los respete, que se reconozca y valorice su trabajo.
Nosotros sabemos que la ciudad y los jóvenes merecemos más. Reclamamos que el Estado Municipal regule, haga prevención, respalde y brinde mejores propuestas para vivir sanamente, crecer y encarar el porvenir. Pedimos que el gobierno sea serio, responsable, transparente y, sobre todo, coherente. Que no nos llame a la “joda” al extender los horarios de los boliches y luego prohíba todo porque no sabe cómo resolverlo. Que no nos diga que somos prioridad y después nos niegue oportunidades de desarrollarnos. Queremos que no nos subestime, que nos respete.
Porque si esto no pasa: ¿Cuál es el destino de una ciudad que abandona y castiga a sus jóvenes, y qué se puede esperar de ellos?
Twittear